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Una de las frases que más escucho cuando hablo de gatos es «los gatos no se pueden educar, son independientes y hacen lo que quieren». Este mito está tan arraigado en nuestra sociedad que muchas personas lo dan por hecho sin cuestionarlo. Pero hoy quiero invitaros a reflexionar sobre esta creencia y mostraros que, como la mayoría de los mitos sobre gatos, este también está basado en malentendidos y falta de conocimiento sobre la naturaleza felina.
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¿Es cierto que los gatos no se pueden educar?
Los gatos, al contrario de lo que muchos piensan, sí pueden ser educados. La diferencia está en que su proceso de aprendizaje es distinto al de los perros, por ejemplo, y requiere entender su psicología única. No es que los gatos no puedan aprender, es que aprenden de manera diferente y responden a distintos estímulos y motivaciones.
Por qué surge el mito de que los gatos son ineducables
Este mito tiene varias raíces que vale la pena explorar:
Comparación constante con los perros
Muchas personas intentan educar a los gatos usando las mismas técnicas que funcionan con los perros, y al ver que no responden igual, concluyen que «los gatos no se pueden educar». Es como intentar enseñar matemáticas a alguien usando libros de literatura: el problema no es la capacidad de aprendizaje, sino el método.
Malinterpretación de su comportamiento natural
Los gatos son animales naturalmente independientes y territoriales. Su comportamiento está muy influenciado por sus instintos. Cuando un gato hace algo que nos parece «desobediente», muchas veces solo está siguiendo su naturaleza. No es rebeldía, es simplemente ser gato.
Falta de conocimiento sobre sus necesidades
Muchos problemas de comportamiento que refuerzan el mito de que «los gatos no se pueden educar» son en realidad señales de que algo no va bien en su entorno o en su bienestar. Un gato que hace sus necesidades fuera del arenero puede estar comunicando un problema de salud o estrés, no está siendo «vengativo» o «desobediente».

Entendiendo cómo aprenden los gatos
Para desmontar el mito de que los gatos no se pueden educar, primero debemos entender cómo aprenden nuestros amigos felinos:
El refuerzo positivo: la clave del aprendizaje felino
Los gatos responden excepcionalmente bien al refuerzo positivo. Cuando asocian una acción con una recompensa placentera (como una golosina, caricias o juego), tienden a repetir ese comportamiento. Esta es la base de toda educación felina efectiva.
A diferencia de lo que muchos creen, los castigos no funcionan bien con los gatos. De hecho, pueden generar miedo, estrés y empeorar los problemas de comportamiento. Un gato nunca entenderá por qué le regañas por algo que hizo hace horas, solo aprenderá a temerte.
Aprendizaje por observación e imitación
Los gatos también aprenden observando a otros gatos y, sorprendentemente, a los humanos. Un gatito que ve a su madre usar el arenero aprenderá a hacerlo también. Esta capacidad de observación e imitación puede ser aprovechada en su educación.
Sensibilidad al entorno
Los gatos son extremadamente sensibles a su entorno. Cambios en la casa, olores nuevos, ruidos fuertes o la presencia de extraños pueden afectar significativamente su comportamiento. Esta sensibilidad a veces se confunde con «desobediencia» cuando en realidad es una respuesta natural a cambios en su territorio.
¿Qué podemos enseñar a un gato?
Ahora que entendemos mejor cómo aprenden los gatos, veamos qué podemos enseñarles realmente:
Uso correcto del arenero
La mayoría de los gatos aprenden a usar el arenero de forma natural, pero podemos reforzar este comportamiento asegurándonos de que el arenero esté limpio, sea del tamaño adecuado y esté en un lugar tranquilo. Si hay problemas, casi siempre hay una razón subyacente que debemos identificar.
Trucos y órdenes básicas
Sí, habéis leído bien. Los gatos pueden aprender órdenes como «ven», «siéntate» o incluso dar la pata. No todos los gatos mostrarán el mismo interés o facilidad para aprender estos trucos, pero muchos pueden hacerlo con paciencia y técnicas adecuadas.
Comportamiento social apropiado
Podemos enseñar a los gatos a moderar su comportamiento durante el juego (por ejemplo, a no usar las garras o los dientes con demasiada fuerza), a convivir con otros animales y a relacionarse positivamente con las personas.
Uso de accesorios específicos
Los gatos pueden aprender a usar rascadores en lugar de los muebles, a dormir en su cama y a jugar con sus juguetes en lugar de con objetos que queremos proteger.
Técnicas efectivas para educar a tu gato
Si queremos demostrar que el mito «los gatos no se pueden educar» es falso, necesitamos herramientas prácticas. Aquí os dejo algunas técnicas que realmente funcionan:
Clicker training
El entrenamiento con clicker es una técnica basada en el refuerzo positivo que utiliza un dispositivo que hace un sonido distintivo (el clicker) para marcar el momento exacto en que el gato realiza el comportamiento deseado, seguido inmediatamente por una recompensa. Esta técnica es precisa y efectiva para enseñar nuevos comportamientos.
Modificación del entorno
A veces, la mejor manera de «educar» a un gato es adaptar su entorno para que el comportamiento no deseado sea menos atractivo o posible, y el comportamiento deseado sea más fácil y natural. Por ejemplo, proporcionar suficientes rascadores si queremos evitar que arañe los muebles.
Consistencia y paciencia
La consistencia es fundamental en la educación felina. Todos los miembros de la familia deben aplicar las mismas reglas y respuestas. Y la paciencia es imprescindible: los gatos pueden necesitar tiempo para adaptarse a nuevas rutinas o aprender nuevos comportamientos.
Enriquecimiento ambiental
Un gato aburrido o sin estimulación puede desarrollar comportamientos problemáticos. Proporcionar juguetes interactivos, oportunidades para trepar, esconderse y explorar puede prevenir muchos problemas de comportamiento.
Cuando la educación no funciona: problemas de comportamiento
A veces, por mucho que intentemos educar a nuestro gato, ciertos comportamientos persisten. Esto puede reforzar el mito de que «los gatos no se pueden educar», pero la realidad suele ser más compleja:
Problemas médicos subyacentes
Muchos problemas de comportamiento tienen raíces médicas. Un gato que de repente deja de usar su arenero podría estar sufriendo una infección urinaria o problemas digestivos. Antes de concluir que tu gato es «desobediente», siempre consulta con un veterinario especializado en felinos.
Estrés y ansiedad
El estrés puede manifestarse en comportamientos problemáticos como marcaje con orina, agresividad o destructividad. Identificar y abordar las fuentes de estrés es crucial antes de intentar modificar estos comportamientos.
Necesidad de ayuda profesional
Algunos problemas de comportamiento son complejos y requieren la intervención de un etólogo o especialista en comportamiento felino. Buscar ayuda profesional no significa que tu gato no pueda ser educado, sino que necesita un enfoque especializado.
La importancia de respetar la naturaleza felina
Al final, la clave para desmontar el mito de que «los gatos no se pueden educar» está en entender y respetar lo que significa ser un gato:
Equilibrio entre educación y libertad
Los gatos necesitan cierto grado de libertad para expresar sus comportamientos naturales. Una buena educación felina no busca suprimir estos instintos, sino canalizarlos hacia opciones aceptables para la convivencia.

Comunicación bidireccional
La educación de un gato no es solo enseñarle a hacer lo que queremos, sino también aprender a entender lo que él nos comunica. Esta comunicación bidireccional es fundamental para una convivencia armoniosa.
Expectativas realistas
No todos los gatos aprenderán lo mismo ni de la misma manera. Algunos serán más receptivos al entrenamiento que otros. Tener expectativas realistas basadas en la personalidad única de nuestro gato nos evitará frustraciones.
Desmontando el mito definitivamente
El mito de que «los gatos no se pueden educar» surge de una incomprensión fundamental de la naturaleza felina y de expectativas inadecuadas. Los gatos sí pueden aprender y adaptarse, pero lo hacen a su manera y a su ritmo.
La verdadera educación felina no busca crear un animal sumiso que obedezca ciegamente, sino establecer una convivencia respetuosa donde tanto el gato como el humano puedan vivir en armonía, entendiendo y respetando sus respectivas necesidades.
Como siempre digo, no se trata de medir el bienestar de nuestro gato por su obediencia, sino por la calidad de nuestra relación mutua. Un gato educado no es necesariamente un gato que hace todo lo que le pedimos, sino uno que ha aprendido a vivir con nosotros respetando ciertas normas básicas de convivencia, mientras nosotros respetamos su esencia felina.
¿Y vosotros? ¿Habéis conseguido educar a vuestro gato en algún aspecto o creéis que es imposible? Me encantaría conocer vuestras experiencias. Podéis escribirme a través del formulario de contacto en la web para contarme vuestro caso o dejar vuestra opinión. Vuestras historias no solo me ayudan a entender mejor el mundo felino, sino que también pueden ser de gran ayuda para otros lectores que estén enfrentando desafíos similares con sus gatos.
Recordad: entender, respetar y comunicarse con nuestro gato es el primer paso para una educación efectiva y una convivencia feliz.
Gracias por dejar 5 estrellas en Spotify y en Itunes y por estar aquí cada día! Y sobretodo por apuntarte a los cursos, que es lo que hace que el refugio para gatos Missipussiland sea sostenible y que pueda seguir ayudando a más gatos! 💙
¡Un abrazo, un toquecito de nariz y nos vemos en el siguiente capítulo!
¡Adiós!