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El pollo ha sido considerado durante mucho tiempo como un remedio universal para nuestros gatos. ¿Estornuda? Dale pollo. ¿Vómitos? Pollo cocido. ¿No come bien? Un poco de pechuga y listo. Esta mentalidad del «pollo para todo» se ha extendido entre los tutores de gatos como si se tratara de una medicina milagrosa. Pero, ¿realmente el pollo tiene estas propiedades mágicas que le atribuimos? Vamos a analizar qué hay de cierto y qué de mito en esta creencia tan arraigada.
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El pollo: ¿qué tiene de especial?
Empecemos reconociendo las virtudes reales del pollo. Es una carne blanca, con un contenido moderado de grasa, altamente digestible y, además, suele ser del agrado de la mayoría de los gatos. Es accesible, económico y fácil de preparar. Estas características lo convierten en un alimento interesante en determinadas circunstancias, especialmente cuando nuestro gato presenta problemas digestivos leves.

En casos de vómitos o diarreas no graves, una dieta blanda a base de pollo puede efectivamente ayudar a mejorar los síntomas. Al ser fácilmente digerible, no sobrecarga el sistema digestivo y permite que el organismo se recupere. Incluso como veterinaria, en ocasiones recomiendo el pollo como primera aproximación cuando el gato no acepta otras dietas intestinales específicas.
Los límites del pollo como remedio
Ahora bien, es fundamental comprender que el pollo no es una panacea. No resuelve todos los problemas de salud y, lo que es más importante, no trata la causa subyacente de muchas enfermedades. Por ejemplo:
- Si tu gato tiene una enfermedad inflamatoria intestinal (IBD), el pollo podría incluso empeorar sus síntomas.
- En presencia de parásitos intestinales, el pollo no los eliminará.
- Si hay problemas pancreáticos, alergias o intolerancias alimentarias, el pollo no será la solución.
- Para problemas no relacionados con el sistema digestivo (problemas respiratorios, urinarios, etc.), el pollo no tendrá ningún efecto curativo.
A veces, el pollo puede funcionar como un parche temporal que mejora los síntomas mientras damos esta dieta blanda, pero en cuanto volvemos a la alimentación habitual, los problemas reaparecen si no hemos tratado la causa de fondo.
Los riesgos de una dieta exclusiva de pollo
Un aspecto que muchos tutores desconocen es que mantener una dieta exclusiva o predominante de pollo durante periodos prolongados puede generar desequilibrios nutricionales importantes. El pollo, por sí solo o incluso combinado con arroz, no proporciona todos los nutrientes que un gato necesita.
Los gatos tienen requerimientos nutricionales muy específicos. Necesitan taurina, un aminoácido esencial para ellos que no sintetizan en cantidades suficientes. También requieren una proporción adecuada de calcio y fósforo, vitaminas específicas y otros minerales. Una dieta monotemática basada en pollo durante más de una semana puede provocar deficiencias nutricionales y generar nuevos problemas de salud.
Alternativas al pollo para problemas digestivos
Entonces, ¿qué podemos hacer si nuestro gato tiene problemas digestivos recurrentes? Mi recomendación es clara: buscar dietas específicamente formuladas por veterinarios para estos casos. Existen dos tipos principales:
Dietas gastrointestinales
Son dietas comerciales, disponibles en formato seco o húmedo, que están diseñadas específicamente para problemas digestivos. Suelen ser bajas en grasa pero altamente digestibles, y contienen todos los nutrientes que tu gato necesita en proporciones adecuadas. Algunas incluyen prebióticos que favorecen una flora intestinal saludable.
Dietas hidrolizadas
Para gatos con sensibilidades alimentarias, como los que sufren IBD, las dietas hidrolizadas son una excelente opción. En estas dietas, las proteínas están fragmentadas en moléculas tan pequeñas que el sistema inmunitario no las reconoce como alérgenos. Son completas y equilibradas, y evitan las reacciones adversas que podrían producirse con proteínas intactas como las del pollo.
Ambos tipos de dietas están científicamente formuladas para ser nutricionalmente completas mientras ayudan a resolver problemas digestivos específicos. A diferencia del pollo casero, no generarán desequilibrios nutricionales a largo plazo.
¿Cuándo sí es útil el pollo?
No quiero dar la impresión de que el pollo es completamente inútil. Hay situaciones en las que puede ser una herramienta valiosa:
- Como dieta transitoria muy breve (2-3 días) ante una indisposición digestiva leve.
- Como incentivo para estimular el apetito en un gato que no quiere comer su alimento habitual.
- Como premio ocasional o para administrar medicación.
En mi experiencia, aunque muchos gatos adoran el pollo, no es una regla universal. Mi gato Pupusito, por ejemplo, prefiere mil veces el atún al natural que el pollo cocido. Cada gato tiene sus preferencias individuales.

Cuándo no perder tiempo con el pollo
Hay situaciones en las que intentar el «remedio del pollo» no solo es ineficaz sino que puede retrasar un tratamiento necesario. Si tu gato presenta alguno de estos síntomas, por favor, acude directamente al veterinario sin intentar soluciones caseras:
- Dificultad respiratoria
- Vómitos intensos o recurrentes
- Diarrea severa o con sangre
- No orina o lo hace con dificultad
- Problemas oculares evidentes
- Decaimiento pronunciado
- Pérdida de apetito durante más de 24 horas
- Cualquier síntoma que te preocupe y no mejore rápidamente
En estos casos, el tiempo puede ser crucial, y ninguna cantidad de pollo sustituirá la atención veterinaria profesional.
Un enfoque más realista para la salud felina
Como tutores responsables, debemos evitar caer en soluciones simplistas como el «pollo para todo». Cada síntoma tiene una causa específica y requiere un enfoque adecuado. La alimentación es solo una parte del cuidado de la salud, y aunque importante, no puede resolver todos los problemas.
El diagnóstico veterinario es insustituible cuando nuestro gato muestra signos de enfermedad. Un profesional podrá determinar la causa real del problema y recomendar el tratamiento adecuado, que puede incluir o no cambios en la dieta.
Siempre recomiendo establecer una relación de confianza con un veterinario especializado en medicina felina, que conocerá las particularidades de estos maravillosos animales y podrá ofreceros el mejor cuidado posible.
Resumiendo: el pollo es nutritivo, pero no mágico
El pollo es un alimento valioso, nutritivo y que puede ser útil en determinadas circunstancias para nuestros gatos. Sin embargo, no tiene propiedades mágicas ni es la solución universal para todos los problemas de salud.
La perla felina que quiero que recordéis es esta: «El pollo no es mágico, es nutritivo y fácil de digerir, pero necesitas un diagnóstico veterinario para problemas digestivos recurrentes, no solo una cura milagrosa».
Espero que este artículo os haya ayudado a comprender mejor el papel del pollo en la alimentación felina y a tomar decisiones más informadas sobre la salud de vuestros gatos. Como siempre, os animo a seguir aprendiendo sobre estos fascinantes animales que comparten nuestras vidas.
¿Has tenido alguna experiencia con el «pollo para todo» con tu gato? ¿Te ha funcionado o has descubierto que necesitabas otro enfoque? Me encantaría conocer tu experiencia. Escríbeme a través del formulario de contacto y cuéntame tu caso. Tus experiencias pueden ser valiosas para otros tutores y para seguir aprendiendo juntos sobre el maravilloso mundo felino.
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¡Un abrazo, un toquecito de nariz y nos vemos en el siguiente capítulo!
¡Adiós!