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¿Alguna vez te has preguntado si tu gato está sufriendo en silencio o si quizás está exagerando sus síntomas? El comportamiento felino frente al dolor es uno de los aspectos más complejos de entender para nosotros como tutores. Hoy quiero compartir contigo algo fascinante que podría cambiar completamente la forma en que evalúas el bienestar de tu compañero felino.

Aquí te dejo los puntos clave del capítulo de hoy:
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La personalidad felina y su relación con la expresión del dolor
Durante años, los veterinarios hemos utilizado escalas estandarizadas para medir el dolor en nuestros pacientes felinos. Sin embargo, investigaciones recientes han revelado algo sorprendente: la personalidad de tu gato influye significativamente en cómo expresa (¡o esconde!) su dolor.
Un gato con carácter reservado o tímido podría parecer que sufre más intensamente, mientras que uno extrovertido y social podría enmascarar signos evidentes de dolor incluso cuando padece lesiones importantes. Esta revelación ha abierto una auténtica caja de Pandora en la medicina felina y nos obliga a replantear cómo evaluamos el malestar de estos animales tan complejos.
El estudio que cambió nuestra perspectiva
En un estudio reciente, investigadores observaron cómo gatos con diferentes tipos de personalidad reaccionaban ante procedimientos quirúrgicos similares. Los resultados fueron reveladores: los felinos más tímidos o reservados mostraban comportamientos asociados con dolor más intensamente que los gatos sociables, incluso cuando objetivamente tenían el mismo tipo de lesión.
Esto no significa que los gatos tímidos «exageren» su dolor, ni que los extrovertidos «finjan» estar bien. Simplemente refleja que la expresión del dolor está filtrada por la personalidad única de cada individuo, algo que como tutores responsables debemos comprender.
Señales de dolor que debes vigilar en tu gato
Independientemente del carácter de tu felino, existen algunos signos universales de dolor que nunca deberías ignorar:
- Cambios en el apetito o rechazo completo a la comida
- Postura encorvada o anormal
- Comportamiento de escondite o aislamiento inusual
- Falta de acicalamiento o exceso del mismo en zonas específicas
- Cambios en los hábitos de eliminación (orina/heces)
- Vocalización excesiva o inusual
- Agresividad repentina, especialmente al manipular ciertas áreas
- Alteraciones en la movilidad o la marcha
La clave está en comparar estos comportamientos con lo que es normal para TU gato específicamente, no con lo que podría ser normal para otros felinos.
El caso del gato extrovertido con dolor invisible
Me encuentro a menudo en la consulta con casos como el de Momo, un gato extremadamente sociable y juguetón que llegó a la clínica con una fractura en un dedo. Lo sorprendente es que seguía moviéndose, comiendo y hasta intentando jugar. Sus tutores dudaron incluso en traerlo porque «parecía estar bien».
Sin embargo, al hacer una radiografía, confirmamos una fractura que objetivamente debía estar causándole un dolor considerable. Este es un ejemplo perfecto de cómo un gato con personalidad extrovertida puede enmascarar su dolor hasta niveles que nos resultan difíciles de creer.
Por el contrario, Luna, una gatita tímida y reservada, mostró signos dramáticos de dolor por una inflamación gingival leve. Se escondía, rechazaba el alimento y vocalizaba al intentar acariciarla. Aunque su condición era menos grave objetivamente que la fractura de Momo, su expresión del dolor era mucho más intensa debido a su personalidad.
Cómo evaluar correctamente el dolor de tu gato en casa
Como tutores, tenemos una ventaja fundamental sobre los veterinarios: conocemos la personalidad base de nuestro gato. Este conocimiento es oro para evaluar correctamente su nivel de dolor. Aquí te dejo algunas pautas prácticas:
Para gatos reservados o tímidos
Si tu gato tiene un carácter naturalmente reservado o asustadizo:
- No minimices sus signos de dolor, pero tampoco asumas automáticamente que está sufriendo intensamente sin una evaluación veterinaria.
- Documenta cambios específicos respecto a su comportamiento normal para informar a tu veterinario.
- Proporciona un entorno aún más tranquilo y predecible durante su recuperación.
- Sigue estrictamente las pautas de analgesia recomendadas por tu veterinario.
Para gatos sociales y extrovertidos
Si tu compañero felino es naturalmente sociable y activo:
- No asumas que «está bien» solo porque mantiene cierta actividad o apetito.
- Presta especial atención a cambios sutiles en su comportamiento habitual.
- No suspendas prematuramente los analgésicos aunque parezca recuperado.
- Limita su actividad durante la recuperación aunque parezca querer jugar o saltar.
La comunicación con tu veterinario es fundamental
Una de las conclusiones más importantes que quiero compartir contigo es la necesidad de comunicar claramente la personalidad de tu gato a tu veterinario. Este conocimiento puede ser crucial para ajustar correctamente el tratamiento analgésico.
Cuando acudas a consulta, asegúrate de mencionar:
- «Mi gato normalmente es muy sociable con las visitas» o «Mi gato suele esconderse cuando hay extraños»
- «En casa, suele ser muy activo/tranquilo»
- «Cuando no se encuentra bien, habitualmente muestra estos comportamientos…»
Esta información ayudará a tu veterinario a contextualizar lo que está observando durante la consulta y a tomar mejores decisiones terapéuticas.
El peligro de ajustar la medicación por tu cuenta
Una advertencia importante: nunca ajustes por tu cuenta la dosis o duración del tratamiento analgésico prescrito. Los veterinarios ya tenemos en cuenta (o deberíamos tener) factores como la personalidad de tu gato al recetar medicación para el dolor.
Si te indican cinco días de analgesia, administra los cinco días completos, incluso si tu gato parece estar perfectamente recuperado al tercer día. Esto es especialmente crucial en gatos extrovertidos que tienden a enmascarar su dolor.
Preparando un entorno de recuperación ideal
Independientemente de la personalidad de tu gato, crear un espacio adecuado para su recuperación es fundamental:
- Habilita un espacio tranquilo con acceso fácil a la bandeja sanitaria, agua y comida
- Coloca sus recursos básicos a poca distancia para minimizar esfuerzos
- Monitoriza su ingesta de agua y alimentos, así como sus eliminaciones
- Mantén un registro diario de su evolución para compartir con tu veterinario
- Limita el acceso de otros animales o niños pequeños a su zona de recuperación
Estos pequeños gestos pueden marcar una gran diferencia en su proceso de curación, especialmente para los gatos más sensibles o estresados.
¿Por qué es tan importante medir correctamente el dolor felino?
Subestimar el dolor de un gato puede llevar a complicaciones serias, desde retrasos en la curación hasta alteraciones conductuales a largo plazo. Por otro lado, intervenir adecuadamente ante el dolor no solo mejora su bienestar inmediato sino que favorece una recuperación más rápida y completa.
Como amantes de los gatos, nuestra responsabilidad es ser sus mejores defensores, especialmente cuando no pueden comunicar claramente su malestar. El dolor crónico no diagnosticado es una de las causas más frecuentes de problemas de comportamiento en gatos adultos y mayores, desde agresividad hasta eliminación inadecuada.
Más allá de las escalas: confiando en tu intuición
Aunque las escalas de dolor son herramientas útiles, no subestimes nunca tu intuición como tutor. Nadie conoce a tu gato mejor que tú. Si sientes que algo no va bien, aunque no puedas señalar exactamente qué es, busca ayuda veterinaria.
Muchas veces, los tutores me comentan: «No sé explicarlo, pero no es él mismo». Esta percepción, aunque parezca vaga, suele tener una base real y merece atención profesional.
Cada gato es único, también en su dolor
Si hay algo que espero que te lleves de este capítulo es que la expresión del dolor en gatos es profundamente individual. No existe un estándar único para medir el sufrimiento felino, sino que debemos adaptarnos a las particularidades de cada individuo, conocer su personalidad base y observar cambios sutiles respecto a su comportamiento normal.
Medir el dolor en gatos requiere una combinación de conocimiento científico, herramientas clínicas, pero sobre todo, una profunda conexión con nuestro compañero felino. Como tutores, tenemos el privilegio y la responsabilidad de ser sus intérpretes ante el mundo veterinario.
Y recuerda mi consejo final: si tu veterinario prescribe analgésicos para tu gato, adminístralos durante todo el período indicado. Nunca acortes el tratamiento porque «parece que ya está bien». Tu gato te lo agradecerá, aunque quizás nunca te lo demuestre.
¿Has tenido alguna experiencia con un gato que exprese el dolor de forma particular? ¿O quizás dudas sobre cómo interpretar el comportamiento de tu felino? Me encantaría conocer tu caso. Escríbeme a través del formulario de contacto y comparte tu experiencia. Tu testimonio podría ayudar a otros tutores a entender mejor a sus compañeros felinos.
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¡Un abrazo, un toquecito de nariz y nos vemos en el siguiente capítulo!
¡Adiós!