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¿Te preocupa la alimentación de tu gato pero no estás seguro si lo estás haciendo correctamente? Muchas veces, con la mejor de las intenciones, podemos estar cometiendo errores que acaban por malnutrir a nuestros felinos. La nutrición felina es un tema delicado que merece nuestra atención, ya que una alimentación inadecuada puede tener consecuencias a largo plazo en la salud de nuestras mascotas.
¿Qué significa realmente malnutrir a un gato?
Antes de entrar en detalles, quiero aclarar que malnutrir no significa simplemente «alimentar mal». La malnutrición felina abarca tanto la desnutrición (falta de nutrientes esenciales) como la sobrealimentación, así como el desequilibrio en la ingesta de determinados nutrientes.
Un gato puede estar comiendo cantidades adecuadas de comida, pero si ésta no contiene los nutrientes específicos que necesita o si los recibe en proporciones incorrectas, estaremos ante un caso de malnutrición. Los gatos son carnívoros obligados con necesidades nutricionales muy específicas que difieren significativamente de las nuestras o incluso de las de los perros.
Las 6 formas más comunes de malnutrir a tu gato
1. No pesar su comida
¿Sueles servir la comida de tu gato «a ojo»? Esta es la primera manera de malnutrir a tu felino. Los gatos necesitan cantidades específicas de alimento según su peso, edad, nivel de actividad y estado de salud.
Si no pesamos la comida, es muy fácil caer en dos extremos igualmente perjudiciales: darles menos de lo que necesitan, provocando déficits nutricionales, o sobrealimentarlos, lo que puede llevar a la obesidad y todos los problemas de salud asociados.
La solución es simple: utiliza una báscula de cocina para medir con precisión la cantidad diaria recomendada según las indicaciones del fabricante o, mejor aún, según las pautas que te haya dado tu veterinario. Esta pequeña costumbre puede marcar una gran diferencia en la salud a largo plazo de tu gato.
2. Excederse con los alimentos complementarios
¡Qué difícil es resistirse a esos ojitos cuando nos piden un poco de nuestro jamón o atún! La segunda manera de malnutrir a tu gato es dándole más de un 10% de su ingesta calórica diaria en forma de alimentos complementarios.
Las chuches, el jamón, el atún para consumo humano o incluso algunas latas de comida húmeda que se comercializan como «complementarias» pueden desequilibrar completamente la dieta de tu gato si constituyen más del 10% de su alimentación diaria.
Estos alimentos suelen ser altos en grasas, sal o carecen de nutrientes esenciales para los gatos. Al darlos en exceso, estamos desplazando su alimentación principal y completa, lo que puede llevar a carencias nutricionales o exceso de ciertos componentes.
3. Darle alimentos no adecuados para su condición
La tercera forma de malnutrir a tu gato es ofrecerle alimentos que no corresponden a su etapa vital o condición de salud. Por ejemplo, dar comida de cachorro a un gato senior, o alimentar con una dieta regular a un gato que necesita una formulación específica para problemas renales, urinarios o digestivos.
Cada etapa de la vida de un gato tiene necesidades nutricionales diferentes. Los gatitos necesitan más proteínas y calorías para su crecimiento, mientras que los gatos mayores pueden requerir menos fósforo para proteger sus riñones.
Del mismo modo, si tu gato tiene una condición médica diagnosticada que requiere una dieta específica, ignorar esta recomendación es una forma directa de malnutrirlo, incluso si estás dándole lo que consideras «comida de calidad».
4. Almacenar incorrectamente los alimentos
¿Sabías que la forma en que almacenas la comida de tu gato puede contribuir a su malnutrición? Esta cuarta manera de malnutrir a tu felino a menudo pasa desapercibida.
Cuando no conservamos adecuadamente los alimentos, estos pueden:
- Perder nutrientes esenciales por exposición al aire o la luz
- Contaminarse con bacterias u hongos
- Oxidarse, especialmente en el caso de las grasas
- Absorber olores o sabores indeseados
Para evitar esto, asegúrate de mantener la comida seca en su envase original o en contenedores herméticos, en un lugar fresco y seco. La comida húmeda abierta debe guardarse en el refrigerador y consumirse dentro de las 24-48 horas siguientes.
5. No prestar atención a cómo come
La quinta manera de malnutrir a tu gato es no observar sus hábitos alimenticios. ¿Come por igual de todos los lados del plato? ¿Deja el alimento seco y solo come el húmedo? ¿Ha cambiado su patrón de alimentación recientemente?
Estos detalles pueden darnos pistas importantes sobre posibles problemas de salud bucal, digestivos o incluso comportamentales. Por ejemplo, si tu gato come solo de un lado, podría tener dolor dental en el otro lado.
Y ojo con las casas donde hay más de una mascota: a veces pensamos que nuestro gato está comiendo bien cuando en realidad es otro animal quien se está beneficiando de su ración. Observar directamente cómo come tu gato te permitirá detectar estos problemas y corregirlos antes de que deriven en una malnutrición.
6. Ignorar las señales en sus deposiciones
La sexta y última forma de malnutrir a tu gato es ignorar lo que sus cacas nos cuentan. Sé que no es el tema más agradable, pero las deposiciones son una ventana directa al funcionamiento del sistema digestivo de tu mascota.
Imagina el sistema digestivo como una fábrica con una cadena de montaje. Si alguna parte de esa cadena no funciona correctamente (hígado, páncreas, intestinos), el producto final (las heces) mostrará esos problemas.
Consistencia, color, olor, frecuencia e incluso si tu gato tapa o no sus deposiciones pueden ser indicadores valiosos de su estado nutricional y digestivo. Por ejemplo:
- Heces muy duras pueden indicar deshidratación
- Heces blandas o diarrea pueden señalar intolerancia a algún componente
- La presencia de moco o sangre requiere atención veterinaria
- Exceso de pelo en las heces puede relacionarse con problemas de piel o de acicalamiento
Consecuencias de malnutrir a tu gato
Malnutrir a un gato, incluso sin intención, puede tener consecuencias serias a corto y largo plazo:
- Problemas digestivos crónicos: vómitos, diarrea, estreñimiento
- Obesidad y sus complicaciones: diabetes, problemas articulares, reducción de la esperanza de vida
- Problemas hepáticos y pancreáticos
- Enfermedad renal crónica
- Problemas dermatológicos y de pelaje
- Déficits inmunológicos
- Letargia y cambios de comportamiento
La buena noticia es que la mayoría de estos problemas se pueden prevenir prestando atención a los seis puntos que he mencionado anteriormente.
Cómo nutrir correctamente a tu gato
Después de haber visto las formas de malnutrir a un gato, aquí tienes algunas recomendaciones positivas para garantizar una nutrición óptima:
Establece una rutina alimenticia
Los gatos son animales de hábitos. Establecer horarios regulares de alimentación no solo ayuda a controlar las cantidades, sino que también reduce el estrés asociado con la incertidumbre alimentaria.
Prioriza la hidratación
Los gatos tienen un bajo instinto de sed, lo que los hace propensos a la deshidratación. Incorporar alimento húmedo en su dieta y asegurarse de que siempre tengan agua fresca disponible es fundamental para su salud, especialmente la urinaria y renal.
Ofrece variedad dentro de lo adecuado
Aunque es importante mantener una alimentación principal equilibrada, ofrecer variedad en texturas y sabores (siempre dentro de lo adecuado para su edad y condición) puede enriquecer su experiencia alimenticia y proporcionar una gama más amplia de nutrientes.
Consulta regularmente con tu veterinario
Las necesidades nutricionales de tu gato cambiarán a lo largo de su vida. Revisiones regulares con tu veterinario te ayudarán a ajustar su dieta según evolucionen sus necesidades.
Hábitos sencillos para una nutrición óptima
Como digo siempre en mi podcast: «Hábitos sencillos y fáciles de realizar pueden ser los pilares fundamentales para garantizarle una nutrición óptima y una vida más larga y más saludable a tu gato».
No se trata de complicarnos la vida ni de gastar fortunas en alimentación especializada. A menudo, pequeños cambios en nuestros hábitos y una mayor atención a detalles importantes pueden marcar la diferencia en la salud nutricional de nuestros felinos.
Recuerda que cada gato es único, y lo que funciona perfectamente para uno puede no ser ideal para otro. Observa, aprende y adapta tu enfoque según las necesidades específicas de tu compañero felino.
¿Y tú, qué experiencia tienes?
Me encantaría conocer tu experiencia con la alimentación de tu gato. ¿Has identificado alguna de estas formas de malnutrición en tus hábitos? ¿Has notado mejoras al cambiar algún aspecto de su alimentación?
No dudes en compartir tu caso a través de nuestro formulario de contacto. Tus experiencias pueden ser muy valiosas para otros oyentes que estén enfrentando situaciones similares. Además, me ayudan a crear contenido más relevante y útil para todos vosotros.
Recuerda que cuidar la nutrición de tu gato es una de las formas más directas de demostrarle amor y asegurarle una vida larga y saludable.
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¡Un abrazo, un toquecito de nariz y nos vemos en el siguiente capítulo!
¡Adiós!